martes, 8 de marzo de 2011

Reflexiones en la sala de estar


¿Qué es la vida? ¿Cómo tenemos que vivirla? ¿Somos sólo nosotros o influyen los demás en ella? 

Esas no son sino unas de las muchas preguntas que todos nos hacemos, bien sea una mañana al despertarnos y comprobar asqueados que el día empieza mal, o después de recibir un palo tan duro como puede ser el fin de una relación, o el fallecimiento de un ser querido… Son tantas las maneras por las que podemos llegar a las mismas preguntas… Y es que el ser humano no es tan complicado como parece. Tiene miedo. Sí, cualquiera que quisiera hacer valer su hombría me pegaría si le dijera esto, pero es la más pura y simple de las verdades. Somos seres que queremos saber, seres que muchas veces caminamos a ciegas y procuramos que cada paso sea lo más seguro posible y en cuanto encontramos algo que se sale de lo estrictamente normal… Nos entra miedo. Algunos tienen la innata capacidad de no mostrar miedo alguno, aunque estoy seguro de que en su interior les come un miedo enorme, más que el que muchos estamos dispuestos a admitir. Pero la vida es así.

El miedo es, y será siempre, parte de nuestra vida, y está en cada uno de nosotros superarlo para poder dar grandes pasos hacia la madurez, la perfección, la felicidad, la compasión… Suena más profundo de lo que en realidad quiero, pero es que hay que tener en cuenta que este tema es muy serio, y hay que tratarlo con mucho cuidado. 

Mira, yo no sé exactamente para qué estoy en el mundo, de verdad, no lo tengo claro, ni lo tendré claro hasta que se me aparezca Dios y me dé unas palmaditas en la espalda y me diga lo que me toca. Porque nunca nadie puede saber a ciencia cierta cuál es nuestro cometido en la vida. Matizo: nunca es una palabra demasiado… infinita, más bien digamos que hay que tener mucho camino andado para saber por qué estamos aquí, o esa es mi opinión.

Lo único que tengo claro es que… Nunca podré llegar a ser ni hacer nada sin la ayuda de los demás. Ahí no dudo ni un momento, sé que si no fuera por la ayuda externa yo no sería capaz de llegar a ninguna parte, de alcanzar ninguna meta, de proponerme ser mejor, porque… Sí, vale, el hecho de hacerlo por Dios ya merece la pena pero seamos sinceros… Siempre tenemos a una persona especial en mente para que esa idea tenga fuerza. Y ya lo escribí en una de mis primeras entradas, a veces esa persona puede ser una madre, un padre, un hermano, un amigo, la novia… Pero de verdad, tened claro que solos no podréis casi ni lavaros los dientes, así exagerando. La soledad no conduce más que a la tristeza. Para un tiempo viene bien no rodearse de nadie, aclarar la cabeza y poner todo en orden pero… Si pretendemos emprender proyectos en solitario fracasaremos, y cuando caigamos no tendremos a nadie que nos levante, y no querremos despegarnos del suelo.

Cómo vivir la vida… Suena complicado, y de hecho lo es. La vida es todo lo que tenemos, es nuestra esencia y es nuestro proyecto. Hemos sido creados para llevar a cabo el más perfecto de los proyectos, y Dios nos ha dado las cualidades necesarias para que podamos llevarlo a cabo con tiempo, calma, e incluso que nos retractemos de los avances y queramos volver a empezar de nuevo. Eso sí, nos exige resultados, resultados que van acorde a la capacidad de cada uno y a la destreza con la que hayamos utilizado las herramientas que Él nos ha dado. 

No voy a entrar demasiado a valorar el cómo pero sí quiero que queden claras las ideas. Somos como somos, al principio una idea, que Dios plasma en carne y hueso. Los primeros pasos son las líneas mal trazadas en una hoja de papel, mientras que cuando crecemos, éstas se van haciendo cada vez más finas, más perfectas, y van dibujando, para cada uno, un edificio arquitectónicamente perfecto, que se sustenta sobre los pilares necesarios que son: amor, familia, los demás y Dios. Luego, según la fiabilidad de la estructura, se pueden añadir pilares complementarios… Cuando el proyecto está terminado y está todo preparado para construir, es en ese momento en el que nos hemos realizado y nuestro paso por el mundo terrenal está completo. Y con eso no quiero decir una edad determinada, porque a algunos les cuesta toda la vida, y se realizan en el lecho de muerte, mientras que los más jóvenes talentos pueden ver realizada su obra incluso antes de llegar a la mayoría de edad. 

El caso es que, como colofón a un largo y aburrido texto, quiero remarcar la idea de que Dios nos guarda un cometido para el cual somos únicos, quiere que lo llevemos a cabo durante toda la vida y que, por medio de los amigos, la familia y el ser más querido, lo realicemos lo más perfectamente posible, para que podamos ser felices nosotros, los que nos rodean, y Él.


Buenas noches, besos, saludos y abrazos.

                                                                          Juan Lasheras Cuenca


P.D.: Vive la vida sabiendo la suerte que tienes de poder estar aquí, de saber que Dios te ha elegido como hijo suyo que eres, deja el listón bien alto y lucha para que cuando te vayas de este mundo lo puedas hacer con la cabeza bien alta, la conciencia tranquila y la satisfacción de saber que, gracias a tu ejemplo y tu dedicación a los demás, serás el modelo que muchos quieran para sus vidas. Y no, no lo digo de forma prepotente, lo digo con el corazón, es la verdad. Tambien es bueno saber que las mejores obras arquitectónicas se admiran en silencio, como cuando por ejemplo una persona pasa frente a un edificio y se sonríe y contempla consternado la belleza que todo él implica. Yo sinceramente quiero ser así.

2 comentarios:

  1. No leí mucho tu blog, pero eres crisitano? Yo también acepté a Jesús como mi salvador personal :)
    Un abrazo desde Galica!

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    1. Lo soy, y estoy orgulloso y convencido de serlo :) Gracias por leer!

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