martes, 29 de enero de 2013

La familia

No sé si he hecho ya mención en algún momento de mi vida bloguera a la familia. Lo he tenido que hacer, porque la familia es el mayor de los apoyos en cualquier circunstancia. Muchos dirían, entre los que me incluyo con orgullo, que la familia es el mayor de los pilares en la vida de una persona cualquiera. Es EL pilar por excelencia, es un pilar que en la gran mayoría de los caso echa raíces y él solito mantiene en pie toda una estructura como es nuestra vida.

La familia es algo tan grande que toda palabra que intentes asociar a esta se queda corta. Así de claro. Es algo tan perfecto y tan completo… Sí, vale, todos hemos reñido y seguimos riñendo con nuestros hermanos, hermanas, padres… Pero eso es parte fundamental del todo que compone una familia sana y feliz. ¿Qué pareja no firma estar toda la vida juntos aunque haya discusiones (que se arreglen dejando a un lado las tonterías) de por medio? Mi familia es única, al igual que lo es la tuya, y la del de tu lado, y la del otro… Cada familia es un mundo porque los miembros que la forman son un todo en ellos mismos, y la relación que hay entre cada uno es diferente. Es algo grande, algo enorme, y que muchas veces todos tendemos a dejar de lado, a no ver lo importante que es, a buscar donde no hay que buscar. Siento decirlo pero todos lo vemos así. Quien niegue que alguna vez se ha equivocado y ha mirado donde no debía para pedir ayuda… No es persona.

La familia es compenetración. La familia es entendimiento, amor y voluntad. Entendimiento de todos con todos, porque sino no puede haber familia en el sentido más “ñoño” de la palabra. Amor, básicamente porque una familia se caracteriza por el amor que se tienen los unos con los otros, y es perfecto en el caso de unos padres con sus hijos. Voluntad… Cómo no mencionarla. Una familia no es fácil de llevar, ni por parte los padres hacia sus hijos, ni de estos hacia los otros, ni por los hermanos entre ellos mismos. Se sufre, cuando uno hace algo al otro que no debe, cuando se contesta a los padres, cuando se hace cualquier tipo de acto que pueda llegar a desestabilizar la armonía que debiera reinar en las familias. A ver, que mi familia es de todo menos armoniosa. Tenemos un caos cuando estamos juntos… Pero no es eso lo importante en nuestra familia. O sí. Porque cuando nos lo proponemos nos unimos todos y puede salir algo increíble, más bien diría que siempre que nos lo proponemos sale algo estupendo. Y, para añadir, la motivación principal son nuestros padres.

Sueno cutre, sueno ñoño, pero sueno a una pequeña parte de mi familia, una décima parte, inicial, a la que se van sumando nuevos miembros, siempre recibidos con los brazos abiertos. Se llegan a sorprender al principio, como es lógico, por el barullo que montamos, pero al poco se acostumbran y son uno más, o una más.

Mi familia es estupenda. Tengo un montón de hermanos, para los que me conozcáis poco, tengo 4 hermanos, todos mayores, y tres hermanas, dos mayores y una pequeña, aunque ya no tanto. Cada uno de ellos tiene algo especial para mi. De la mayor, a la pequeña. Ponerme a desgranar a cada uno de ellos me llevaría siglos y no habría papel suficiente ni espacio en internet para que cupiese. Son todos estupendos. Cada uno lo es a su manera. El que no es ordenado es atento, el que se pierde un poco más es pura sonrisa. Responsables, cariñosos, cercanos… Son solamente algunos de los adjetivos que puedo decir de ellos. Pero lo más importante, son mis hermanos. Sin ellos no tengo dónde caerme muerto. Los amigos, pensaréis. No lo niego, pero, ¿y si es con ese amigo que tenéis con el que habéis discutido? Lo mires por donde lo mires, los únicos, cien por cien asegurado, que no te van a dejar nunca de lado son tus padres y tus hermanos. A ellos podrás acudir siempre y contarles todo lo que quieras, que ni se van a alarmar (no me he puesto a pensar en qué pasaría si les confesaras un crimen) ni van a dejarte solo ante el problema. Es lo mágico, a la vez que totalmente normal, de la familia. 

Desgraciadamente, la familia tiene miembros que no pueden estar con nosotros cuando los necesitamos, no al menos de forma presencial. No todo es el presente.  No todos tenemos la suerte de mantener intacta la familia que se nos dio cuando nacimos. Y lo que duele. Por mi parte doy gracias por que el núcleo principal de mi familia siga intacto. Mis hermanos, que algunos han vivido calvarios en su vida, siguen al pie del cañón a pesar de todo. Mis padres, que han vivido también muchas cosas que desgastan y acabarían por derrumbar a cualquiera, siguen ahí, con sus alegrías y sus penas, sus momentos de tristeza, de enfado, de cansancio… Pero ahí siguen. Y yo los quiero mucho. Los tengo en un pedestal en el que merecidamente están.

Vosotros imaginad a unos padres que levantan su vida de la nada. De la más absoluta pobreza, como era aquella época que nuestros abuelos e incluso padres han vivido. Tener el valor de sacar ocho hijos adelante. Ocho. Y porque el de arriba no quiso que fuéramos nueve. Ocho hijos… Es una pasada. A todos nos han dado lo mejor, sin escatimar en gastos o en esfuerzos. Llevan 37 años casados, si mal no recuerdo, y siguen dándolo todo por nosotros. 37 años de sacrificio por sus hijos. Cualquiera pensará que es la obligación de unos padres, pero la obligación de unos padres no es tener que currar el doble para darnos lo mejor. No, eso surge del amor, de la fe en el futuro, de una vida despegada de ellos mismos, dedicada a nosotros. Sufrieron a nuestro paso por el colegio, han vivido nuestra etapa universitaria (la mía sigue aun), y seguirán ahí cuando nos marchemos de casa. Es la única sombra que me alegro de tener en mi vida.Y como yo pienso de los míos vosotros también lo hacéis, estoy seguro.

Intento no dejarme cabos sueltos, mencionar todo lo que merece ser mencionado, pero no llego. Y me he desviado del tema. Aunque nunca había estado tan contento de hacerlo.

Estábamos hablando de los que ya no están. Cómo echo de menos a mis abuelos. Cómo los extraño de veras. Y cuánto me arrepiento de haber pensado, en su día y siendo un crío, que ir a casa de los abuelos era aburrido. Qué equivocado estaba y cuánto pienso que he sido un frío y sin corazón. Vale, nuestros abuelos poco nos podrán entender o nos hablarán más de lo que quisiéramos pero… son familia al fin y al cabo. Y tienen consejos que nosotros nunca podremos imaginar por nuestra cuenta. Tienen vivencias que les hacen ser seres excepcionales. Las han pasado muy pero que muy putas, hablando mal y pronto. Han vivido hambruna, guerra civil… Y sin tener apenas para vivir, sin saber siquiera leer. Los abuelos son las personas más sabias que viven en este mundo. Ni físicos nobel, ni nada de nada. Me da pena haber llegado tan tarde a este mundo, porque disfruté bien poco de unos abuelos encantadores, cada cual con su cosa. Una era habladora como ella sola, los abuelos trabajadores, y la otra abuela puro cariño. Todo es aplicable al resto, no es algo cerrado, pero me quedo con características que valoro especialmente de todos ellos.

Algunos, algunas, tendréis casos más graves, casos de familiares más cercanos aún, que se han marchado de vuestro lado. Padre, madre, hermano, hermana… En primer lugar siento muchísimo vuestra pérdida. Debe ser terrible, inimaginable. Pero quizás se le pueda dar otro punto de vista. Solamente trato de animar un poco, que nunca viene mal. Pensad… Quienes creáis en Dios, que ellos están mirándoos desde arriba, que tienen un Gran Amigo al que le hablan genial de vosotros. No solamente es esto, sino también otro gran factor: os ven. Están ahí, y si lo tenéis presente, bien el miedo a decepcionar, o el acordaros de que os ve… Os llevará a hacer de vuestra vida un camino mucho más recto. Creo que, y pienso más bien en mis abuelos, esto es una verdad como un templo.

Siempre nos pintan el fallecimiento de alguien por un lado que intente satisfacer lo que nuestra cabeza, por naturaleza, trata de entender a toda costa. Para muchos es incomprensible la prematura marcha de alguien. Yo mismo no lo entiendo. Me parece tan… Injusto. Y lo digo por los casos de amigos o amigas que tengo. Ellos son los únicos que pueden decir algo al respecto, pero a mi también me afecta en cierta manera, porque debe ser un dolor terrible e incomprensible. Al cabo de los años, uno ve que las cosas no distaban mucho de lo que se creía una frase hecha más que una realidad. Pero es cierto. La gente mueve montañas. El ejemplo de una persona que fallece cuando creemos que no debería es tal… Que cambia a muchos. Y dicen, que Dios corta la flor cuando está en su máximo esplendor. Puede ser a los 8, a los 20, 30, 40… o 70 años. Sí, se los lleva, pero la luz que dejan cuando se van consigue abrir los ojos de muchos, hacer cambiar o retomar un camino que nunca debió dejarse…

Creo, y solamente es una opinión, que se debe estar más que orgulloso.

Bueno, me he extendido muchísimo. Y lo que me extendería si me pusiera un poco más. Pero por hoy es más que suficiente. Lo que da de sí la familia.

Mis consejos, o mis pensamientos son, que ante todo, os agarréis a vuestra familia. Os pido que un día os paréis a pensar, que os sentéis y reflexionéis. De lo que sacaréis os darán ganas de llorar de felicidad, de llamar a vuestros padres para agradecerles todo, e incluso llamar a vuestros hermanos, y decirles lo mucho que los queréis y lo arrepentidos que estáis de no haber estado plenamente con ellos.

Si hacéis esto, y conseguís tener a vuestra familia donde se merece, seréis ya no un poco, sino muchísimo mejores. Porque la familia es la base del resto de vuestra vida. Actuad fuera de casa como sabéis que debéis hacer en casa. En el trabajo, en la universidad, con la pareja… En todos lados. Una vida sana y con cabeza en familia es la clave del éxito. Aunque claro, siempre hay excepciones, y lo que yo diga no es ni mucho menos una verdad absoluta, ni relativa, ni se parecerá a la verdad, pero a mi me convence y me hace ver que puedo ser mejor.

Gracias a vosotros también,


Juan Lasheras Cuenca

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