miércoles, 9 de febrero de 2011

El escondite

En el principio de los tiempos, se reunieron varios demonios para hacer una travesura. Uno de ellos propuso quitarle algo a los humanos. Así pues, y para su regocijo, todos se pusieron a divagar sobre qué podían arrebatarles.

Después de mucho pensar uno dijo:

- "Ya sé, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la encuentren". Propuso el primero: "Vamos a ponerla en la cima del monte más alto del mundo"

A lo que inmediatamente repuso otro:

- "No, recuerda que los hombres tienen fuerza, alguna vez alguien puede subir y hallar la felicidad. Y si la encuentra uno, ya todos sabrán dónde está".

Luego añadió otro:

- "Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar".

Pero tampoco fue bien recibida la idea, ya que los seres humanos tienen la curiosidad suficiente para que, alguna vez, alguien construya algún aparato con el que descender a las profundidades y encontrarla.

Uno más dijo:

- "Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra".

Pero todos le contestaron :

- "No, recuerda que los humanos tienen inteligencia, y un día alguien va a construir una nave en la que puedan viajar a otros planetas y lo van a descubrir. Y entonces todos tendrán felicidad."

El último de ellos llegó a la siguiente conclusión:

- "Creo saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren".

Todos le miraron asombrados y preguntaron al mismo tiempo:

- "¿Dónde?".

El demonio respondió:

- "La esconderemos dentro de ellos mismos; estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán".

Todos los demonios estuvieron de acuerdo con él y, desde entonces, ha sido así: "El ser humano se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo".


Buenas noches, besos, saludos y abrazos.

                                                          Juan Lasheras Cuenca


P.D.: mañana habrá un pequeño comentario a este cuento, que no es mío, y a la idea de la felicidad. Por hoy, espero que al leer este relato se os abran un poco los ojos. Siento la poca imaginación de estos últimos días, los exámenes y trabajos tienen la culpa.

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