jueves, 9 de junio de 2011

Objetivo: Mediación

Ayer por la noche, a eso 1 de la de la noche, puse Antena3 para ver qué echaban a esas horas, aunque me iba a ir a la cama porque estaba bastante cansado y quería, aunque no me lo creía ni yo, levantarme pronto para estudiar algo para las recuperaciones. Sin embargo, dio la casualidad de que vi una serie de imágenes y testimonios bastante interesantes, y decidí quedarme viendo A3 para ver de qué trataba exactamente el programa que echaban.

Poco después, el tema que trataban empezó a caldearse, aparecieron un par de chicos sospechosos: uno tenía el ego muy subido y el otro estaba muy inseguro de sí mismo. En resumidas cuentas: uno de ellos había estado dando palizas a chavales de su colegio y el otro lo grababa para poder venderlo en internet. Increíble. A cuadros me quedé, ajoconado y totalmente indignado. Eso es indignación, y no lo que otros pretenden que sea.

El programa, titulado igual que esta entrada, trata sobre un grupo de “investigadores” que tratan de sacar a la luz temas relacionados con acoso en las aulas, es decir, el bulling de toda la vida, el mal rollo o las peleas entre gente joven pero llevado a un extremo que da escalofríos. 

El primero de los casos que vi, aunque llegué un poco tarde al programa, tenía como víctima a un chico que había acabado en un hospital apaleado por, según decía él, un compañero del colegio. Para ayudar a dar credibilidad al testimonio de este chico, salió otro que también había sufrido el acoso del mismo compañero de clase, pero un año antes, para dar fe de lo dicho por Ramiro, que así se llamaba el alumno que estaba en el hospital. El nuevo chico que entró en escena se llamaba Carlos y se había visto obligado a cambiar de instituto porque además habían grabado esa paliza y la habían colgado en internet.

Los dos sospechosos tenían diferentes modos de ser: uno era el jefe, el listo, el calculador, el frio; mientras que el otro era el que se dejaba llevar, el inseguro, el influenciable. Roberto era el cabecilla, y Mario el cómplice. Inicialmente ambos negaron tener nada que ver ni con Ramiro ni con Carlos, aunque así como Roberto estaba subidito, Mario se mostraba miedoso e inseguro. Una vez conseguidas las pruebas que incriminaban a ambos, Mario pidió disculpas porque estaba sometido a lo que Roberto le decía, y Roberto dio una explicación a lo ocurrido diciendo que le daban dinero por pegar, y que solamente pegaba a los chicos pringados, que a los respetables no los tocaba, y lo decía con tanta tranquilidad que daba miedo escucharlo. Los padres de ambos chicos veían imposible que sus hijos fuesen violentos, pero la sorpresa y decepción que tuvieron que llevarse… Tuvo que ser tremenda.

La sociedad de hoy en día ha conseguido inhibir los sentimientos de los jóvenes, todo el mundo del cine violento, los videojuegos violentos y la pasividad de los padres para influir positivamente en sus hijos ha hecho que la actividad violenta por parte de los matones haya crecido de forma increíble, y ha llegado a un punto tal, que la gente no tiene problemas para pegar, engañar a sus padres e incluso cometer un delito tan grave como cobrar por dar palizas… Lo mal que está el mundo hoy, lo mal que está esta generación de jóvenes… Roberto tiene hoy en día 18 años creo, si no 19… Y ya es un delincuente.

 ¿Que puede rectificar? Por supuesto, pero el mero hecho de haber infligido un daño tan grave no sólo a nivel físico sino también a nivel psicológico a tantas personas (porque fueron más de 5 los alumnos que le denunciaron) le ha tenido que marcar, y la insensibilidad de esa persona va a causarle muchos problemas, y la justicia no consigue solucionar una desviación mental como esa, y el peligro para los que vivimos o viven más bien en el circulo de esas personas es enorme…

Hemos llegado a un punto en que pegar es normal, maltratar está a la orden del día, y todo eso es por culpa de lo que tenemos a nuestro alrededor: videojuegos violentos, películas sangrientas… Algunos pueden decir que qué culpa tienen las películas o los videojuegos… Pues bien señores, el problema está en que hacen creer al ser humano que lo que está acotado en un mundo virtual puede sobrepasar el mismo y salir a la realidad, y que habrá impunidad para gente que cometa dichos delitos, pero la realidad es muy distinta. Hay que castigar al que hace bulling, hay que castigar al que margina a una persona, al que lanza rumores falsos, al que es capaz de no sentir culpa cuando una persona está sufriendo por sus actos irracionales… 

Sé que el derecho busca la resocialización y la redirección de los culpables pero… ¿Acaso eso es suficiente para evitar que la mente vuelva a su ser natural? En mi opinión no lo es, y creo que las medidas que se deberían tomar contra esta panda de brutos insensibles deberían ser mucho mayor, o al menos tener la profundidad suficiente para arrancar el más mínimo atisbo de reincidencia de su cabeza.

Esto es todo por hoy, aunque aquí no queda la cosa, el próximo día hablaré de otro caso que apareció en este programa, mucho más impactante y preocupante que este.

Buenas noches,

Juan Lasheras Cuenca

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